hipoacusiaaudi
Madrid, Madrid, Madrid, 28001
Diagnóstico de la pérdida de audición súbita
El diagnóstico de la pérdida de audición súbita se determina mediante un proceso de eliminación de otras causas.
Por lo tanto, se realizan varios procedimientos de examen (por ejemplo, medición de la presión arterial, análisis de sangre, microscopía o ecografía y resonancia magnética) para obtener los mejores resultados.
Gracias a las pruebas de audición, el médico puede determinar el alcance y la localización (oído interno o medio) de la pérdida auditiva y clasificar la pérdida auditiva repentina en alta, media o baja frecuencia. Durante el proceso de diagnóstico, se realiza un audiograma de tonos puros para determinar si existe una pérdida auditiva neurosensorial a nivel del panel coclear.
Cómo tratar la pérdida de audición repentina
Poco después de sufrir una pérdida de audición repentina, es de suponer que el médico querrá centrarse en reducir ciertos factores de riesgo, como la obesidad, la hipertensión, los niveles altos de colesterol y la diabetes. También será necesario tomar medidas para garantizar la reducción del estrés en la vida personal. Si la pérdida de audición repentina ha comenzado hace más de un año, la única opción que queda es aliviarla con la ayuda de audífonos.
Sin embargo, hay que señalar que cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico. En el mejor de los casos, puede ser útil acudir a un otorrinolaringólogo en las primeras 24 horas y obtener ayuda inmediata. El tratamiento de la pérdida de audición súbita consiste en estimular la circulación en el oído interno y eliminar los posibles factores desencadenantes, pero desde luego no se descarta que haya otras formas de tratamiento como:
Medicamentos para mejorar la circulación: en el caso de una pérdida de audición repentina, la circulación sanguínea del oído interno se reduce o se deteriora. La sangre suministra al oído interno los nutrientes necesarios y, si se inhibe la circulación, las células ciliadas sensoriales del oído sufren daños permanentes. La circulación puede mejorarse con fármacos para mejorarla, que también pueden incluir cortisona para evitar la hinchazón;
Anestesia local para bloquear los nervios inhibidos: los anestésicos locales, como la procaína y la lidocaína, suelen ser utilizados por un profesional médico para tratar la pérdida de audición repentina. Estos anestésicos bloquean los nervios que potencialmente conducen a la constricción vascular;
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